miércoles, 11 de noviembre de 2009

Orinaría dentro de la boca del que me llamó puta por primera vez.
Le orinaría con tanta ansia que vomitaría sus sucias palabras.
Orinaría encima de la mujer que acunó y amamantó mis miedos…
Dejándome tan vacía como esta asquerosa habitación.
Orinaría sobre el animal que me levantó la voz sin razón de ser
haciéndome pequeña, absurda, estúpida,
¡estúpida!
Tan frágil, como una cascara de huevo...
Orinaría en los ojos del que latigó mi autoestima
del que no me valoró,
del que me hizo fea
del que me fabricó como una marioneta.
Y es que sólo eres dos piernas, nena, no se te ocurra mover la lengua…

Así mis piernas se abren como una boca de muerto para orinar a todos aquellos hijos de puta que rasgaron mi nombre.
Ja, que estampa tan familiar…

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