viernes, 6 de noviembre de 2009

En las bragas mis lágrimas se mezclan con sudor y sangre,
y él me pide mi pelo y mis vértebras
y yo se lo entrego,
a cambio de que él,
mi joven amante,
aprenda a leer mis pensamientos.
Mi pecho tambalea
cuando él cruza majestuoso la puerta de mi casa.
Hasta entonces,
un manojo de hilo girando con la pelusa del rincón.
Pero yo estaba demasiado cansada para peinarme;
marchitada por el vino y más delgada que nunca
por haberme alimentado de margaritas.
Con los ojos hinchados de llorar su ausencia,
y mi presencia;
Esperando, esperándole, engañándome.
Prefiero no salir ésta noche;
hoy sólo soy un gato jorobado.
Y mientras pinto mis labios de rojo
recuerdo su cuerpo desnudo sobre el mío,
dándome calor.
Y respiro tan profundo que me quedo dormida en un sueño plácido,
en un plácido sueño,
en un sueño rojo…
¡Cuidado! que viene el lobo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario