miércoles, 11 de noviembre de 2009

Orinaría dentro de la boca del que me llamó puta por primera vez.
Le orinaría con tanta ansia que vomitaría sus sucias palabras.
Orinaría encima de la mujer que acunó y amamantó mis miedos…
Dejándome tan vacía como esta asquerosa habitación.
Orinaría sobre el animal que me levantó la voz sin razón de ser
haciéndome pequeña, absurda, estúpida,
¡estúpida!
Tan frágil, como una cascara de huevo...
Orinaría en los ojos del que latigó mi autoestima
del que no me valoró,
del que me hizo fea
del que me fabricó como una marioneta.
Y es que sólo eres dos piernas, nena, no se te ocurra mover la lengua…

Así mis piernas se abren como una boca de muerto para orinar a todos aquellos hijos de puta que rasgaron mi nombre.
Ja, que estampa tan familiar…
Camina de puntillas
intentando esquivar los colmillos que derraman...
¡y si pudiera acercarme más a ti!
Todo está lleno de cristales rotos,
ya no se puede caminar.
Todo huele a tinta y sangre,
sal,
sal derramada por el costado de mi señor…
Ya no se puede amar.

¿Es que no entiendes mi grado de locura?
Tu, hijo de la niebla que sólo sabes balbucear,
muéstrate,
apiádate de mi lamento
de mi tormento,
y bésame.
Bésame a pesar del viento.

Valiente amor,
no sueñes con contener una llama tan estricta,
sino que ven
recuéstate en mi herida
y sigue ardiendo.
Ardiendo…

viernes, 6 de noviembre de 2009

En las bragas mis lágrimas se mezclan con sudor y sangre,
y él me pide mi pelo y mis vértebras
y yo se lo entrego,
a cambio de que él,
mi joven amante,
aprenda a leer mis pensamientos.
Mi pecho tambalea
cuando él cruza majestuoso la puerta de mi casa.
Hasta entonces,
un manojo de hilo girando con la pelusa del rincón.
Pero yo estaba demasiado cansada para peinarme;
marchitada por el vino y más delgada que nunca
por haberme alimentado de margaritas.
Con los ojos hinchados de llorar su ausencia,
y mi presencia;
Esperando, esperándole, engañándome.
Prefiero no salir ésta noche;
hoy sólo soy un gato jorobado.
Y mientras pinto mis labios de rojo
recuerdo su cuerpo desnudo sobre el mío,
dándome calor.
Y respiro tan profundo que me quedo dormida en un sueño plácido,
en un plácido sueño,
en un sueño rojo…
¡Cuidado! que viene el lobo.
¿Te vas?¿cuando vuelves?
Empieza a hacer frío
Espera, dame un abrazo…
Sigue haciendo frío
Si me regalaras sólo un beso…
Se va la boca que besé
Su lengua tibia desaparece
Paseé ciega entre sus piernas y sus brazos…
Me quedo sola, perdida,
Pero él te quiere.
Comienza el día y el sol se apaga como un enfermo
Y la tristeza se abre como una boca de muerto
Y hay en mi boca un grito que mi boca no grita:
¡que no te quiere coño!
Sólo son ladrones de momentos que ofrecen calor a mi entrepierna.
Y bombardean mi cabeza los sueños infantiles de las tardes soleadas que no entendían un polvo sin amor.
Que no te quiere, que no te quiere, que no te quiere